Carlos Pellicer.
“Que se cierre esa puerta que no me deja estar a solas con tus besos...”
Si bien está considerado dentro de la generación de intelectuales mexicanos que fue conocida como “los contemporáneos”, su dominio del lenguaje y las formas poéticas, la agilidad temática y el vínculo con lo cotidiano lo distinguieron como un innovador sin lugar a dudas. El manejo magistral de las formas poéticas clásicas diríamos ‘no se siente’ al leerlo porque gracias a la utilización de un léxico cotidiano, común, al acercamiento con los hechos y temas que todos vivimos y su enorme habilidad para construir imágenes en pocas palabras hacen que leer su obra sea una experiencia significativa, asequible, bella y perdurable.
Con unas cuantas palabras que parecería fueron extraídas de una charla cotidiana, Pellicer engarza bellísimas imágenes plenas de comunicación, belleza y potencia descriptiva, todo sin dejarnos abandonar la sensación de que estamos leyendo textos diríase “sencillos”.
La edición a la que hacemos referencia es la del Fondo de Cultura Económica, al cuidado de Guillermo Fernández, y con prólogo del propio Fernández, José Alvarado y Gabriel Zaíd. Entiendo que Fernández dio estructura y organizó la obra seleccionada en poemas líricos, heroicos, en el paisaje y religiosos. Esta organización del texto permite que el lector elija qué tipo de obra apreciar, según sea su talante emocional en el momento, o bien su preferencia por alguna temática en particular.
Con una experiencia enorme en nuestra cultura y contando además con el conocimiento de muchos lugares, ciudades y zonas que conoció de nuestro país, “en el paisaje” es una de las secciones más bellas, y se eligieron muchos poemas con la temática del mar (uno de sus grandes amores), los bosques o el color que ostentan nuestras tierras.
Los poemas líricos son muy emotivos y profundamente rítmicos:
“El segador, con pausas de música,
segaba la tarde.
Su hoz es tan fina,
que siega las dulces espigas y siega la tarde.”
“En una soledad de todas las cosas,
ciego, mudo, sólo me quedan unos cuantos dedos
para tocar las piedras y las rosas
que tú tocaste
o que solamente rozó el viento
de suave gloria que te trajo.”
“El sabor del mar
en tus besados hombros trasatlánticos
es un sabor que me pone a cantar.
El sabor del mar.”
Hay mucho por leer en Pellicer y se nos agota el espacio para este comentario. Si te gusta la poesía o si deseas abordar un tipo de lectura diferente, inspiradora y emotiva, recomiendo que leas y conozcas más sobre Pellicer, con él todo será posible menos “… llamarse Carlos.”
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