"Los Descubridores"
de Daniel J. Boorstin
Sin lugar a dudas, este es un libro delicioso. No sólo brinda horas de aprendizaje ameno, riguroso y erudito, sino que el estilo novelado que emplea el autor para hacer un recorrido por la historia humana - del hombre como descubridor- es divertido, ágil e inspirador. Estoy seguro de que cuando lo leas vas a coincidir conmigo y que será una de las obras que recordarás por muchos años.
Daniel J. Boorstin fue un historiador, abogado y escritor que dirigió la biblioteca del Congreso de Estados Unidos durante más de una década, y gracias a sus publicaciones recibió numerosos reconocimientos, no sólo por su labor de divulgación sino también por el rigor histórico con el que abordaba sus estudios y ensayos sobre historia.
En esta obra, Boorstin aborda la historia humana desde la perspectiva de los descubrimientos que sentaron las bases para la generación de cultura, arte y ciencia en el mundo. Esta obra se divide en libros, y el primero está dedicado al Tiempo, a la manera como se desarrolló el conteo del tiempo para organizar las actividades humanas, y analiza desde el uso de las estrellas o la luna para calcular los momentos del día, hasta las diferentes invenciones que permitieron el desarrollo de relojes portátiles o relojes en los barcos, con lo cual se impulsó enormemente el avance de la sociedad, de la navegación y de la organización. Sin embargo todo está vinculado y el segundo libro que aborda los descubrimientos geográficos se entrelaza con el anterior.
El segundo libro es sobre la Tierra y los Mares, en donde se abordan los descubrimientos de nuevas tierras y culturas que se hicieron tanto por las rutas en los continentes (peregrinos, cruzados, los mongoles) hasta los que se lograron mediante la navegación gracias a instrumentos como sextantes y relojes que permitieron calcular con mayor precisión las rutas y posición de las naves en la tierra. Partiendo desde las concepciones primitivas sobre la forma de la tierra, la creación de mapas y recursos cartográficos y hasta la lucha contra dogmas religiosos como el cristiano, que limitaban los afanes y alcances por la búsqueda, hasta el papel que jugaron los chinos (que fueron grandes navegantes en la antigüedad) o los árabes que transmitieron cultura y conocimiento hasta que los acalló la religión, el autor plantea que los caminos de la tierra y el mar se abrieron hacia todos los lugares.
En el tercer libro sobre la Naturaleza, se abordan todos los descubrimientos que permitieron ver lo invisible, como los microscopios, los telescopios y el asomarse al interior del cuerpo humano (tema que también estaba vedado). La apertura de la ciencia como un fenómeno social y público sin duda propició la creación de diversos artilugios aplicados en los problemas cotidianos de las personas y es con ello que se da comienzo al desarrollo tecnológico, que se acelera cada vez más.
En la sección de cierre de éste tercer libro se habla de los intentos por organizar y clasificar el conocimiento sobre la naturaleza. Ya en su momento los filósofos habían sentado las bases para una organización del conocimiento y de las ideas, ahora los científicos se enfocaron en catalogar todas las especies es justamente cuando comienza a atisbarse al pasado, buscando evidencia de cómo era la vida y cómo eran las sociedades humanas anteriores.
El libro cuarto habla de la Sociedad y los principales descubrimientos que han permitido nuestro conocimiento y reflexión en tanto seres sociales. Sin lugar a dudas la invención del libro como instrumento transmisor de cultura es un hecho cúspide en esta serie de invenciones y descubrimientos que trata el autor. Se describe espectacularmente la historia de la transmisión de conocimiento oral y cuáles fueron los factores que desencadenaron la invención de la imprenta, así como tal de la arqueología y en análisis de la prehistoria. La aparición de la historia como disciplina de conocimiento y como referente de las acciones transcurridas y fuente de dirección para el futuro humano no podía dejarse de soslayo, marca el cierre del texto con su análisis de la ciencia como cultura, del análisis de elementos matemáticos y físicos que van sentando las bases para un conocimiento racional del universo y que puede colaborar al mejor futuro de la humanidad.
Reitero que es uno de los mejores y más gratos libros que he leído y te lo recomiendo sin lugar a dudas.
A pesar de toda la formalidad, rigor y amenidad que te mantendrá leyendo este libro casi sin sentirlo, al final Boorstin deja una nota personal para dedicar la obra a Ruth F. Boorstin, su esposa. Le agradece haber colaborado con él durante muchos años y cierra el libro diciendo: “Mi deuda para con ella es inexpresable. Una vez más ella ha sido la indispensable compañera de los descubrimientos, y para mí sigue siendo ella el más encantador de todos.”
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