Las organizaciones modernas enfrentan serios retos derivados en parte por la enorme disponibilidad de tecnologías de comunicaciones, informáticas y apoyo a la producción, así como las derivadas de los avances particulares de cada sector. Aunado a ello, el contar con un conjunto de recursos humanos altamente especializados y que provienen de generaciones jóvenes habituadas al aprendizaje sobre la marcha y en cualquier sitio plantean nuevos escenarios y contextos operativos.
Sin embargo, a pesar de desarrollas las operaciones apoyándose en mejores prácticas, estándares y marcos de referencia como ITIL, ISO, CoBit, BPMN, Design Thiking y muchos más, un elemento que siempre estará presente es la formación constante de su Capital Humano. En tal sentido este contexto rebosante de tecnología y que promueve la movilidad a ultranza, la adaptabilidad, la contextualización, el conocimiento significativo, la interacción y el aprendizaje en redes colaborativas configura un desafío que pocas empresas están preparadas para solventar.
Cada vez es más común encontrar personas habituadas al estudio y formación independiente, apoyados por recursos como cursos en línea, tutoriales, videos de capacitación, cursos por computadora (conocidos genéricamente como CBTs), trabajo en videoconferencias y sesiones a distancia, laboratorios o simuladores virtuales. Si las empresas desean mantenerse a la vanguardia en cuanto a metodologías y sistemas para el desarrollo y la mejora continua de sus empleados tienen que considerar la implantación de estos nuevos recursos, so pena de quedar fuera de contexto en el brevísimo plazo. Si no cuenta con la infraestructura, presupuesto o elementos tecnológicos para superar este trance, entonces seguramente recurrirán a las empresas, centros de formación, universidades y dependencias que puedan satisfacer estas demandas tan específicas.
Si nos encontramos colaborando en alguna institución de formación o capacitación, hay que tomar en cuenta que el paradigma de la educación YA cambió.
Seguir apostando a las sesiones presenciales, a las proyecciones de la herramienta de presentación favorita, y a clases que implican el separar horario y espacio tanto por los alumnos o participantes como por sus profesores es una desventaja significativa frente a la gran masa de instituciones no solamente nacionales sino mundiales que ofrecen flexibilidad de horario y lugar, currículos flexibles y en línea, asesoría mediante recursos de información, telepresencia, videoconferencias, bibliotecas digitales y acervos, así como simuladores, herramientas lúdicas, sistemas de enseñanza en red, aprendizaje no formal soportado por TICs y muchas más.
Para las empresas modernas, un factor importante en la contratación de recursos humanos es cuánta posibilidad tienen de ofrecer ventajas de formación pertinente, competitiva, en línea y significativa, además por supuesto de un sueldo conveniente y un ambiente de crecimiento personal. Las nuevas generaciones ya no desean estancarse en un puesto de por vida y están habituadas a la movilidad y al cambio.
En el caso de las organizaciones de formación, capacitación, universidades… El no contar con recursos para el entrenamiento y formación efectiva en línea, el no tener una o varias plataformas educativas conectadas con los recursos institucionales, bancos de datos y servicios diversos, se convierte en una desventaja CRUCIAL frente a las que sí lo ofrecen. El renombre y la tradición van pasando a un segundo plano, y si la matrícula no crece -o peor baja- hay que tomar acciones a la brevedad para solventar las falencias institucionales… O las consecuencias serán irreversibles en esta, nuestra Sociedad de la Información que YA está avanzando con pasos agigantados.
¿Sigue pensando en quedarse atrás y diluirse en la historia, o hará algo al respecto?
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