Desde hace más de una década, la educación en línea ha sido un fenómeno en acelerado crecimiento a nivel mundial. Hemos atestiguado el auge de sistemas educativos que utilizan diferentes tecnologías de apoyo para facilitar la experiencia didáctica, como por ejemplo Internet y los servicios de software por demanda o de acceso a la red mundial. Estos permiten crear contenidos para el aprendizaje, compartir recursos digitales informativos, o desarrollar entornos para la interacción distribuida con actividades de formación para todo tipo de organizaciones. Paulatinamente surgieron recursos de capacitación por medio de la tecnología informática que no solamente se circunscriben al ámbito académico o empresas de consultoría y entrenamiento. Cada vez un mayor número de organizaciones tanto privadas como gubernamentales usan los sistemas en línea para la formación, certificación, la capacitación y poner al día los conocimientos de sus integrantes.
Desde el uso de sistemas instalados en servidores y bases de datos independientes que funcionan a la manera de acervos de archivos y documentación, hasta entornos complejos con los cuales se gestiona el aprendizaje, el espectro de posibilidades para la formación en línea sigue una tendencia de expansión sostenida. Los modernos sistemas LMS (por las siglas en inglés de Learning Management System, o Sistemas para la Gestión del Aprendizaje) permiten dar seguimiento a los avances en el estudio individuales y grupales, así como utilizar instrumentos de evaluación tanto específicos como estandarizados. Por su parte, el repertorio de recursos de información que se pueden incorporar potencia diferentes niveles de capacitación de las personas, crea un abanico de posibilidades. En nuestros días es factible ir más allá de los elementos tradicionales de formación, como lo fueron las lecturas en archivos, referencias URL, capítulos de libros o videos. Existen tecnologías que facilitan la interacción de los participantes o alumnos dentro de entornos sintéticos de realidad virtual y realidad aumentada, los cuales permiten que se pueda simular dentro de un ambiente 3D el comportamiento de máquinas, mecanismos, componentes y diversos elementos como moléculas o piezas de ensamble. Por su parte, los programas de análisis emplean técnicas de cálculo que permiten generar experiencias colaborativas en medios tan diversos como la simulación de modelos de negocios, las estructuras de ingeniería, o la parametrización de tableros para hacer analítica de datos.
Si bien es cierto que existen múltiples herramientas abiertas en Internet, las cuales al emplearse de manera compaginada conjuntan varios recursos que están presentes en los entornos de formación en línea, el contar con una plataforma unificada que los articule bajo un enfoque cohesivo y pedagógico representa una ventaja sustancial. La articulación se extiende a los ámbitos administrativo, técnico y didáctico, a la vez que se favorece la creación de proyectos de largo plazo para la capacitación en las organizaciones modernas.
La educación en línea es una evolución de la educación a distancia tradicional que se basaba en materiales impresos enviados por correo postal hasta el domicilio de los participantes, de manera tal que ellos podían llevar a cabo un proceso autodidáctico en forma descentralizada. Este fue el estilo operativo desde mediados del s. XIX y gran parte del s. XX, hasta la década de los 70s. En varios países se gestaron diversos sistemas educativos que respondían a condiciones muy precisas, a requerimientos particulares. Por ejemplo: la dispersión geográfica de la población en países extensos o en aquellos cuyas condiciones orográficas para el transporte y comunicaciones son complicadas, donde hay poca urbanización o muchos problemas para el traslado.
En algunos casos junto con los cuadernos de estudio se añadían kits o paquetes para prácticas, componentes electrónicos o físicos como piezas y mecanismos para ensambles. Cuando se requería, se enviaban en el paquete de estudio algunas sustancias para hacer reacciones químicas y pequeños experimentos de laboratorio. También se podían incluir herramientas para realizar prácticas y así complementar los elementos abordados en los aspectos teóricos de cada curso. Mediante la utilización de estos materiales se podía avanzar en los aspectos prácticos de los contenidos de un programa, realizar tareas o proyectos y preparar diferentes tipos de evaluaciones a fin de acreditar el desarrollo de conocimientos de los participantes. También durante esa primera época del aprendizaje a distancia, los exámenes se enviaban de regreso por parte del estudiante a la institución donde estaba inscrito. Ahí estos eran evaluados y calificados. Al término del curso se notificaba al participante su calificación final, así como los siguientes pasos dentro del programa de formación en el que estuviese matriculado.
Conforme avanzó la evolución tecnológica y con la aparición de los medios masivos de comunicación, se utilizaron los sistemas de televisión y de radio, con diferentes alcances según los proyectos locales. Un caso exitoso fue el de Australia, con el proyecto de escuela en casa para una población distribuida dentro un vasto territorio, con poca infraestructura para el traslado hacia los centros escolares. Se hizo uso coordinado de la transmisión de programas educativos televisivos o radiales, donde los profesores explicaban los temas de sus cursos en horarios que equivalían a los de la escuela presencial y luego, mediante teléfono o correo postal, se brindaba todo el seguimiento complementario y asesoría a los estudiantes.
En otros países se abrieron centros regionales de apoyo y asesoría para cuando los estudiantes necesitaran hacer consultas a los profesores. En estos centros había infraestructura, salones, bibliotecas y salas de clase para brindar soporte a quienes lo necesitaran. Este fue el estado de la educación a distancia hasta mediados de los años 80, donde la Internet comenzó a ofrecer sistemas y acceso a bancos de datos, software de comunicación y recursos diversos como simuladores y descarga de archivos en línea. Si se toma como ejemplo el caso de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana es un caso de éxito, pues instaló muchos centros de apoyo y estudio en la provincia profunda, a donde los servicios educativos habituales no lograban llegar.
Paulatinamente, los proyectos de educación a distancia integraron los recursos tecnológicos que se conocieron como Nuevas Tecnologías de Información y Comunicaciones o NTIC. Entre estas se contaban: el correo electrónico, la transferencia de archivos y los programas buscadores de contenidos. Si bien estos recursos no eran estrictamente nuevos (algunos datan de los años 60 del siglo pasado), su uso para el apoyo didáctico si lo fue. Aunado esto al desarrollo de interfaces gráficas para poder manipular computadoras sin ser un profesional especializado (por ejemplo, las interfaces que ahora son tan comunes en las PCs, tabletas y teléfonos móviles) se incrementaron las capacidades de los usuarios y se simplificó el desarrollo de las fuentes de información que podrían usarse para la educación a distancia. La aparición de entornos gráficos en las computadoras facilitó su manejo por parte de personal poco experto, incrementó la ventaja potencial de elementos que podían emplearse para crear experiencias didácticas efectivas y propició la colaboración de los estudiantes dentro de los entornos de aprendizaje.
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