miércoles, 23 de enero de 2019

El libro de la semana: Baila, baila, baila.



Baila, baila, baila.
Haruki Murakami









Esta obra, a la que tenía pendiente hacerle los honores desde hace años, fue el libro de la semana y sin lugar a dudas también te la recomiendo mucho. Los que somos asiduos a los libros de Murakami estamos familiarizados con esa mezcla de realidad con fantasía o locura (¿cuánta realidad hay en una novela?) a la que este gran narrador nos conduce. En ocasiones es difícil distinguir en dónde el hilo de la historia está hablando desde el entorno de los personajes o desde los confines de sueños.

Nos adentramos en la historia de un narrador sin nombre, dedicado al oficio de escritor freelance (o quitanieves cultural, como él mismo se define) que regresa años después al Hotel Delfín, sitio donde se hospedó en compañía de la prostituta Kiki, quien desapareció inesperadamente de su vida.

Cuando trata de saber sobre ella y de hospedarse de nueva cuenta en el establecimiento, encuentra que en su lugar hay un hotel ultramoderno que se llama exactamente igual, y a partir de ahí conoce a una recepcionista con la que entabla relación y quien ha sufrido experiencias diríamos paranormales en el hotel; a Yuki, una niña de 13 años a quien debe acompañar de regreso a Tokio ya que su madre la dejó el hotel y luego posteriormente continúa una relación con ella digamos a manera de un tutor forzado, ya que sus padres están separados y le piden que la acompañe durante algunas semanas que devienen en meses.

En un punto, el narrador entra a un cine para ver la película protagonizada por Gotanda, un antiguo compañero de escuela y se sorprende al ver en una escena a la misma Kiki a quien tanto ha buscado. Esto lo lleva a buscar a su amigo y a retomar la amistad luego de tantos años, para ir en pos de esa chica elusiva cuya búsqueda lo introducirá en una trama de misterio, asesinatos, sexo y relación con la familia de Yuki. Él mismo deberá afrontar un interrogatorio extremo cuando Mei (otra prostituta de un servicio de escorts, que estuvo en el departamento de Gotanda) aparece asesinada.

La agilidad de Murakami para desplazarse en tiempos y lugares se complementa con lo que yo podría llamar el “sound track” de la trama: una referencia erudita a obras musicales que nos recuerdan por supuesto a Watanabe de “Tokio blues” y que ‘se escucha’ a lo largo de la historia ya sea porque los personajes emplean discos y casetes con esta música o porque en los sitios donde transcurren los encuentros (cafés, restaurantes, etc.) están tocando esas obras. El profundo conocimiento del autor sobre la música de jazz brinda un fondo constante al desarrollo de la historia.

Un libro que sin duda te atrapará desde los primeros capítulos y que te sostendrá casi en trance durante los puntos climáticos de la trama. Hay muchas claves que quedan aparentemente "no resueltas" algunas a mí en lo personal me dieron miedo... Tú propón las soluciones que desees.


@jcgutie

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